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La historia del Árbol de los Deseos en el Desierto de la Tatacoa

Redacción La Última

El Desierto de La Tatacoa esconde un pequeño tesoro que muy pocos conocen, algo que a simple vista no significa nada, no tiene atractivo, ni ameritaria llamar la atención, pero cuya historia y existencia esconde magia, misterio y se convirtió en símbolo de esperanza, fe y libertad.

El Árbol del Deseo en Villavieja (Huila) se encuentra en la zona de senderismo de la Ruta del Arco Iris, en el Desierto de la Tatacoa. Es un árbol hermoso y refrescante, notable por ser el único de color verde vivo en medio de una zona árida del desierto que no es desierto sino bosque seco tropical.

Detrás de su anhelada sombra que acoge a la gente en medio de altas temperaturas, se esconde una historia. Los pobladores dicen que si se le abraza con fuerza mientras se pide un deseo, este puede hacerse realidad. 

El árbol, un naranjuelo, le da nombre al turístico lugar ubicado en el sector de Cuzco. Cuentan los vecinos del sector, que su siembra en tierra huilense data del siglo XVII cuando los padres Jesuitas llegaron al territorio con sus esclavos. Algunos de ellos, cuenta la historia, trajeron escondidas en sus cabellos semillas de árboles que hoy en día engalanan el Desierto.

Por si ubicación estratégica a 3 grados latitud norte y 15 segundos sobre la línea del Ecuador y la alineación del árbol, es el lugar perfecto para hacer liberación de energía.

Detras de este árbol hay una historia de cientos de años de peticiones, de meditación e incluso de sanación. La historia comienza cuando tras un eclipse de sol, una mujer que habitó el territorio empezó a ir al árbol cuando tenía alguna dificultad económica o de salud. La mujer pedía con todas su fuerzas que todo fuera solucionado y su deseo de cumplía, y de ahí nació el nombre del Árbol de los Deseos.

Los antepssados también utilizaban los cogollos de las ramas para preparar té y se lo daban a beber a las mujeres en trabajo de parto, según sus creencias el té ayudaba a una mayor dilatación y facilitaba las contracciones para el nacimiento del bebé.

Es por eso que es tan importante para la comunidad este árbol, que aunque sea un tesoro que pasa desapercibido para los turistas, en la actualidad, ante el deterioro y la exposición de sus raíces, autoridades y comunidad aunan esfuerzos para recuperarlo.

Fue una bonita actividad realizada escabezada por Policía de Turismo, la Cam, los estudiantes de servicio social de la Institución Educativa Gabriel Plazas de Villavieja, los guías Gladys Vanegas, Jaiver Almanza y Saúl Arambulo, así como otras personas de la comunidad que se trabajó en la recuperación del árbol.

El Árbol de los Deseos sigue siendo un faro de inspiración para propios y turistas, debe volverse un ícono de la Tatacoa y para que siga escuchando miles de deseos esperando hacerse realidad.

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