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En la era digital, los delitos cibernéticos han aumentado significativamente, afectando tanto a consumidores como a empresas. Las estafas en línea, que se aprovechan de la confianza de los usuarios, han llevado a la creación de mecanismos de defensa y alertas en la comunidad. Un caso reciente es el de Diana Chaux, propietaria de una agencia de viajes en Neiva, quien denuncia ser víctima de un robo cibernético que compromete la confianza de sus clientes.

Chaux denuncia que su identidad y la de su empresa han sido suplantadas en redes sociales como Instagram y Facebook. “Estos estafadores han utilizado mi nombre y datos personales para llevar a cabo un esquema fraudulento”. Según Chaux, los delincuentes han creado perfiles falsos que imitan su negocio, engañando a las personas que buscan servicios de turismo.
La estafa consiste en ofrecer viajes a precios que parecen irresistibles. Por ejemplo, se ha reportado un paquete a Punta Cana por 2 millones de pesos que incluye seis días y cinco noches en un resort de cinco estrellas. “Este tipo de ofertas es engañoso y se aleja drásticamente de los precios del mercado”, afirma la empresaria, quien enfatiza que tales precios deberían levantar sospechas en los consumidores. “Es imposible que una oferta de esa magnitud sea legítima”.

Además de la suplantación de su identidad, los estafadores cambiaron los números de teléfono y correos electrónicos asociados a la agencia. “Esto dificulta la verificación de la autenticidad de las comunicaciones”, advierte. Aunque los datos ofrecidos por los estafadores pueden parecer válidos, no coinciden con los registrados en la Cámara de Comercio. “Han registrado más números de los permitidos, lo que es una clara señal de alerta”, subraya Diana.
La empresaria presentó una denuncia ante la Fiscalía, buscando detener la actividad delictiva que ha dañado su reputación y la confianza de sus clientes. Desde el 7 de octubre, ha estado utilizando sus plataformas sociales para advertir al público sobre la situación, compartiendo información y consejos para identificar posibles fraudes. “La gente necesita saber que no todo lo que brilla es oro”, destacando la importancia de la precaución en el entorno digital.

Sin embargo, ha recibido a clientes engañados que han acudido a su oficina en busca de aclaraciones, llevando dinero en efectivo. “Afortunadamente, muchos han mostrado desconfianza y no han realizado consignaciones”, señala, pero no sin antes expresar su frustración. “Es devastador ver a personas que confían en nosotros siendo víctimas de estos criminales”.
Asimismo realizó un llamado a la comunidad para que tenga cuidado con las ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad. “La gente debe estar atenta a las irregularidades, como la falta de coincidencia en los datos de contacto y los precios excesivamente bajos”, aconseja. Las estafas en línea se han vuelto más sofisticadas, lo que requiere que los consumidores tomen medidas proactivas para protegerse.
Casos como el de Diana son uno de los desafíos que enfrenta el sector turístico y otros sectores en el ámbito digital. “Es un tema que nos afecta a todos. Necesitamos trabajar juntos para crear conciencia sobre estas estafas”, enfatiza. La educación sobre ciberseguridad y la concienciación sobre los métodos de fraude son esenciales para prevenir que más personas se conviertan en víctimas de estas prácticas ilícitas.
A medida que más personas y empresas se trasladan a plataformas en línea, la vulnerabilidad ante estas amenazas aumenta. “La prevención es clave; tanto consumidores como empresarios deben estar informados y alertas”, concluye Chaux. La necesidad de fortalecer la ciberseguridad y fomentar una cultura de precaución se vuelve cada vez más urgente en este contexto, donde la confianza en el entorno digital es fundamental para el éxito de los negocios.