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Johanna Quino Quiñones es una madre que desde junio de 2022 vive en incertidumbre, tras la desaparición de su hijo Brian Steven Marroquín. El joven, de 17 años, dejó su hogar en Neiva para irse a vivir con su padre al municipio de Florencia, Caquetá, después de varios meses tomó la decisión de mudarse a Barbacoa, Nariño, en busca de mejores oportunidades laborales, pero desde entonces su familia ha perdido todo contacto con él.
Según relata la madre, Brian se trasladó a Barbacoa en junio de 2022 para trabajar como soldador, tras haber encontrado una oferta de empleo en la región. “Me dijo que se iba por allá para Barbacoa, Nariño. Sí, señor, para Barbacoa, sin rumbo, con desconocidos, porque yo le dije con quién iba, pero nunca me dijo cómo se llama el señor, ni dónde era”, explicó Quino. La joven promesa laboral, según su madre, dejó de comunicarse con ella de manera regular y aunque la madre intentó varias veces localizarlo, la comunicación se volvió más escasa.
El contacto entre madre e hijo se redujo aún más después de un breve intercambio de palabras en octubre de 2022. En esa conversación, Brian le aseguró a su madre que estaba trabajando en una mina y que se encontraba bien. “Lo único que me pedía era que orara mucho por él y tuviera fe, que él estaba bien”, mencionó Johanna, quien asegura que no tuvo razón para dudar de las palabras de su hijo en ese momento.
Sin embargo, el último contacto directo con Brian fue en noviembre de 2023. Desde entonces, la angustia de la madre solo ha aumentado. En su desesperación, las autoridades le indicaron que realizara una prueba de ADN, la cual fue depositada en el banco de sangre, para facilitar la identificación en caso de que se encontrara algún cadáver o herido que pudiera ser su hijo.
A pesar de los esfuerzos, la familia sigue sin pistas sobre su paradero. “No sé qué habrá podido pasar. No sé si me lo llevaron, si lo mataron o algo. No sé qué pasó”, expresó Johanna, visiblemente afectada por la situación. Además, comentó que nunca ha viajado a Barbacoa, ya que no tiene información precisa sobre el lugar ni sobre las personas con las que su hijo se habría relacionado en su destino.
En medio de su dolor, la madre también enfrenta su rol de cuidadora de otros dos hijos pequeños, de 10 y 5 años. A pesar de las circunstancias, Johanna sigue aferrada a la esperanza de que algún día su hijo regrese. “Que regrese a la casa y que se dé cuenta que yo estoy sufriendo mucho por él, que estoy desesperada, angustiada, estoy enferma”, dijo.
Las autoridades, según su progenitora, no han mostrado apoyo en la investigación, el caso sigue sin resolverse, dejándola en un estado de angustia constante. Sin respuestas claras sobre el paradero de Brian, Johanna no pierde la esperanza de que su hijo regrese a casa algún día.