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Cifras vs falacias. Petro argumenta, la oposición improvisa pataleta

Por: Fredy Ernesto Tovar Montenegro

Opinión

La instalación de las sesiones ordinarias del Congreso de la República el pasado 20 de julio volvió a evidenciar lo que ya resulta inocultable, el empobrecido discurso de una oposición sin argumentos, atrapada en lugares comunes, alarmismos infundados y falacias emocionales. La intervención del presidente Gustavo Petro, más allá de posturas ideológicas, ofreció datos, cifras, comparaciones concretas y una línea clara de análisis económico y social que desmonta, uno a uno, los discursos vacíos de figuras como la representante Lina María Garrido, la senadora Paloma Valencia y parte de la bancada del “No”.

Quienes observaron en directo y escucharon de primera mano las palabras del presidente y demás intervenciones, pueden comprobar que mientras el presidente hablaba de crecimiento económico, reducción del déficit fiscal, aumento histórico en inversión social, mejora en el recaudo tributario sin necesidad de exprimir a las clases medias, y un giro estructural en la forma de entender el desarrollo centrado en la justicia social y la transición energética, la oposición se dedicaba a repetir letanías gastadas como “Colombia está peor”, “la democracia está en riesgo”, “estamos camino al comunismo” y “Fuera Petro”; discursos vacíos de cifras, análisis serio y de propuestas alternativas concretas.

Lina María Garrido, representante a la cámara de Cambio Radical, uno de los partidos con mayores índices de corrupción, convirtió su intervención en una suerte de quejido sin contenido o de pataleta mediática. Habló del agro, sin mencionar ni una sola estadística sobre inversión rural o resultados de la reforma agraria; criticó los programas sociales, sin referirse a la ampliación histórica del subsidio a adultos mayores o la universalización de la matrícula gratuita. Lo suyo no fue debate, fue un panfleto con tono de víctima.

Paloma Valencia, por su parte, se mantuvo fiel a su estilo altisonante, nostálgica del “orden” uribista, y cargada de una retórica que confunde patria con privilegios. Insistió en que el país va “rumbo a convertirse en Venezuela”, sin aportar un solo indicador macroeconómico que respalde tal comparación. Ignoró deliberadamente el buen comportamiento del peso colombiano frente al dólar, la estabilidad en las calificadoras de riesgo, y la confianza de organismos internacionales en el manejo fiscal del país.

Frente a ese desierto argumentativo, el discurso de Petro no solo se sintió más sólido, sino pedagógico. Habló del aumento en la ejecución presupuestal, del fortalecimiento del sistema de salud con el mayor número de médicos y enfermeras contratadas por el Estado, del acceso al crédito productivo para campesinos, del avance en la construcción de colegios y universidades públicas, del reconocimiento salarial para los maestros, así como el mejoramiento salarial de los soldados y del impacto positivo de la Reforma Tributaria en los ingresos del Estado.

Petro habló con cifras. Recordó que en su primer año el déficit se redujo del 7.3% al 4.1% del PIB, una disminución de más de 3 puntos sin necesidad de recortar inversión social, gracias a una mayor eficiencia tributaria y a la Reforma aprobada por el Congreso. Durante el 2024 se alcanzaron $293 billones en ingresos tributarios, lo que representa un aumento del 22% frente al año anterior. Este aumento se concentró en las grandes empresas y rentas altas, sin golpear a las clases medias ni populares. Destacó la compra de más de 380.000 hectáreas de tierra fértil y la entrega de títulos a más de 25.000 familias campesinas. Petro también habló del crédito subsidiado a pequeños productores, con tasas por debajo del 2%. Hizo énfasis en las 29 nuevas sedes universitarias que se encuentran en construcción en zonas apartadas del país, y los 812.000 jóvenes que se beneficiaron de matrícula cero en 2024. Además, de la contratación de más de 9.000 nuevos docentes con garantías laborales. En salud habló de la ampliación de la red pública hospitalaria que se ha traducido en 13.000 nuevos cargos en zonas rurales y una cobertura de vacunación superior al 95% en menores de cinco años, superando los registros pre pandemia.

Petro señaló que la energía solar en la Guajira ya abastece el 10% del sistema interconectado nacional y se han iniciado 18 nuevos proyectos de energías limpias, al tiempo que se redujo en un 14% la exploración de nuevos yacimientos de carbón. Aunque reconoció dificultades en su propuesta de La Paz Total, afirmó que el 63% de los municipios con presencia de grupos armados no registraron enfrentamientos directos durante el primer semestre de 2025, gracias a los acuerdos parciales de cese al fuego.

La oposición le teme al debate con cifras porque sabe que pierde. Le teme a una narrativa basada en hechos, porque el Gobierno, pese a todos sus errores, tiene con qué mostrar avances concretos. El Congreso debería ser un escenario de ideas enfrentadas, no de rencores atrincherados. Y mientras la oposición no supere su fobia al dato y a la realidad, el país seguirá viendo con desilusión cómo quienes deberían proponer, solo se dedican a interrumpir y desinformar.

Hoy más que nunca, el país necesita una oposición seria, no una barra brava de Hooligans con micrófono.

Nota: Felicitaciones a #La Ultima por su código de verificación en Facebook e Instagram. Hoy es uno de los dos medios digitales en el Huila, con esta condición, sinónimo de seriedad y responsabilidad periodística. Abrazo especial al equipo de trabajo y a su director Cesar Velandia Clark

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