Por: Fredy Ernesto Tovar Montenegro
Por lo acontecido en la semana que pasó dentro del marco del conflicto entre Rusia y Ucrania, pareciera que estamos más cerca de una posible guerra nuclear que de la resolución de ese conflicto, dadas las ultimas noticias que conocimos al respecto y que abordaremos desde nuestro análisis, a menos de dos meses del final del gobierno de Joe Biden quien desde el poder de su cargo autorizó a Ucrania atacar al territorio ruso con misiles de largo alcance ATACAMS producidos en la USA, acción solicitada hace un buen tiempo por parte del presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
En el territorio canónico de la región de Kursk viene haciendo presencia un fuerte contingente de soldados norcoreanos lo cual puede evidenciar tres situaciones claras, uno, la escalada significativa en la continua participación de corea del norte en la guerra ilegal de Rusia, dos, otra violación a las regulaciones del consejo de seguridad de la ONU y tres una peligrosa expansión de la guerra de Rusia.
Es bastante evidente que cualquier excusa sirve y a la decisión del senil Biden se le sumó también la del Reino Unido que anunció el jueves pasado que los primeros misiles británicos STORM SHADOW también volaron en dirección a Rusia y en consecuencia la pregunta obligada es, que van a hacer desde Moscú, quienes hace poco anunciaron el cambio en su doctrina nuclear, y si siguieran dicho lineamiento podrían responder pulsando el botón rojo; por lo pronto Putin acaba de afirmar que Rusia usó un nuevo misil de largo alcance contra Ucrania manifestando que por ahora, este no tiene ojivas nucleares; ojalá haya sensatez en la afirmación de Putin, pues pareciera que los del bando Ucraniano están dispuestos a poner “toda la carne en el asador”.
Que va a suceder, cuales son las líneas rojas que ahora van a cruzar, cual va a ser el siguiente paso, que piensa Donald Trump de cara a este conflicto, por que Joe Biden tomó esta decisión a tan poco tiempo del final de su mandato y con el evidente respaldo de un cuerpo diplomático grande? Definitivamente son muchos los interrogantes que se generan ante esta crítica situación.
La participación de la OTAN y su respaldo a Ucrania en cabeza de los Estados Unidos, evidencian intereses contrarios a los defendidos por Putin. Países europeos, algunos escandinavos están anunciando a sus connacionales que se pueden ir preparando para un posible desbordamiento del conflicto ruso-ucraniano. Debemos entender esta postura como la puerta a una tercera guerra mundial?
El momento se complica, teniendo en cuenta la enorme explosión generada por la primera respuesta militar de Rusia con el lanzamiento del misil balístico intercontinental arrojado desde la región rusa de Astracán atacando directamente la ciudad de Dnipro, ubicada en el centro este de Ucrania.
Sin lugar a duda, estos hechos se constituyen en un paso más de la escalada progresiva de la guerra que se viene incrementando desde mediados del año 2022 done se empezó utilizando armas defensivas, posteriormente se utilizaron tanques de guerra y ahora los misiles.
Zelenski ha estado exigiendo a Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania que le permitan utilizar esos misiles en territorio ruso porque considera que de esta manera sería capaz de minar lo suficiente el esfuerzo militar ruso, destruyendo bases militares, la aviación y en general la logísta de guerra rusa, para llegar a una negociación en posición de fuerza. Sin embargo, también es claro que este propósito no es creíble pues la cantidad de misiles que necesitaría Ucrania para lograr equilibrarse militarmente con Rusia no los tiene.
Lo que estamos viendo son pasos gigantes que pueden agudizar demasiado el conflicto, consistentes en no pasar de cero a cien, porque si se va demasiado acelerado, es posible que la contraparte escale de la misma forma; llega un momento en que se van cruzando tantos limites, que ya tenemos la sensación de que solo queda el abordaje del conflicto nuclear.
Hoy más que nunca se hace necesario que cada uno de nosotros, las organizaciones sociales, las ONG’s, los Estados del mundo desde la orilla que nos corresponda, nos sumemos al unísono exigiendo el diálogo y la resolución política y pacífica de esta guerra y de todos los vientos de guerra que soplan en el mundo.