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Joaquín Cabrera: El guardián del juego de la coca

Cultural

Joaquín Cabrera es reconocido como un experto en el juego de la coca, una tradición autóctona en Colombia que ha sido parte de la identidad cultural del país. En la actualidad, este juego ha perdido protagonismo frente a nuevas formas de entretenimiento. Sin embargo, Cabrera sigue siendo un ferviente defensor de su preservación, tanto por sus valores culturales como por su impacto positivo en las generaciones actuales.

El juego de la coca consiste en hacer pasar un eje delgado de un tallo por el hueco de una bola, y para Joaquín, es más que una simple actividad recreativa. Según relata, este juego formaba parte de la cotidianidad en su infancia. “En la época que yo represento, jugábamos a los trompos, a los yoyos, a las cocas y a otros juegos tradicionales. Hoy en día, sigo manteniendo ese legado”. Cabrera ve en la coca no solo un juguete, sino un símbolo de los valores y la identidad de un pueblo.

A lo largo de los años, ha recopilado un extenso conocimiento sobre el juego y ha logrado un reconocimiento internacional por su destreza. De hecho, posee un récord en la colección de cocas, lo que lo ha consolidado como una figura clave en la preservación de esta tradición. Para él, el mantener vivos estos juegos es fundamental en un contexto donde, según afirma, “se han perdido valores culturales importantes”.

El interés por conservar el juego de la coca también responde a la necesidad de brindar alternativas sanas de esparcimiento en un mundo saturado de tecnología. “Estamos en unos tiempos donde las connotaciones sobre el juego son a veces muy controversiales, si lo miramos desde el punto de vista de la salud”, asegura. Su propósito es que las nuevas generaciones puedan conocer y disfrutar de los juegos tradicionales, como una manera de conectar con su historia y fomentar el equilibrio mental.

El juego de la coca, como muchas otras tradiciones populares, ha sido olvidado en gran parte de la sociedad, y es precisamente ese olvido lo busca revertir. “Nosotros debemos volver a los valores que nos dieron identidad, como ser huilenses, y cómo esas prácticas nos dieron el talante que hoy nos caracteriza”.

En cuanto al apoyo de las autoridades locales, menciona que, a lo largo de los años, ha encontrado resistencia en la administración municipal. “No es fácil. Siempre me miran desde una instancia que quizás no es la adecuada, y las prioridades de los administradores a veces dificultan la implementación de proyectos culturales como este”, comenta. A pesar de las dificultades, su determinación no ha disminuido.

A pesar de los obstáculos, mantiene la esperanza de que, con esfuerzo y dedicación, se pueda restablecer el reconocimiento a este juego ancestral. “Vivo mis sueños, el estar aquí en mi tierra, siendo el rey de las cocas, es un gran sueño cumplido”, expresa. Con este espíritu, sigue luchando por hacer de Huila un referente cultural, mostrando a las nuevas generaciones la importancia de retomar las tradiciones y valorar lo propio.

Ya inició trámites con un comité para llevar esta tradición a los colegios, con la intención de enseñar a los jóvenes sobre el significado y la historia de este deporte. “Mi sueño es que todos los niños conozcan cómo era el juego de la coca y lo practiquen”, concluye.

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