Por: Pedro Javier Jiménez
Administrador de Empresas, emprendedor. Especialista en Marketing Político de la Universidad del Externado
Opinión
En dos semanas inicia oficialmente el periodo preelectoral, y con la llegada de marzo, el ambiente político debería comenzar a calentarse con miras a las elecciones para el Congreso de la República. En este contexto, es crucial evaluar el panorama de liderazgo en nuestro departamento. ¿A cuál de los actuales Representantes a la Cámara deberíamos confiar la ardua tarea no solo de visibilizar los problemas de nuestra región, sino de trabajar en soluciones reales a través de políticas públicas funcionales? Es momento de reflexionar sobre quiénes realmente aportan a la construcción de una nueva ciudadanía en nuestro “paraíso por descubrir”.
Si analizamos la gestión de los actuales Representantes a la Cámara, encontramos un liderazgo visible, con voz fuerte y espíritu combativo: Julio César Triana. No se ha cansado de señalar los desaciertos del gobierno y, con ello, se ha ganado el derecho a encabezar la lista y a luchar con dignidad por una curul. Su presencia pone en aprietos a Cambio Radical, pues pocos se atreven a competir con un peso pesado de la Cámara. Se dice que Jaime Felipe Lozada podría intentarlo, dejando atrás su historia con los conservadores de los cuales fue pieza clave para la triste y paupérrima situación que vive el partido azul, como el mismo lo ha reconocido y afirmado en los medios de comunicación. Pareciera que su vinculación con cambio radical busca en la disciplina del doctor Vargas Lleras encontrar la norte de un liderazgo perdido en la gloria azul.
Por su parte, Luz Ayda Pastrana ha trabajado con responsabilidad, aunque sin brillo. Su desafío ha sido similar al del gobierno de Petro con la paz total: demasiados frentes y presiones por atender. Su curva de aprendizaje ha sido costosa y su futuro político es incierto.
En el Partido Liberal, Flora Perdomo como ya es costumbre representa los intereses liberales. No es de muchas palabras en el Capitolio, pero sabe hacer gestión. Seis años de gobernadores amigos de su movimiento pesan, y con el jefe natural del partido respaldándola, su candidatura es una carta fija. Su objetivo es claro: asegurar la segunda curul, como ella misma insinuó en su reciente declaración. Sus acompañantes en la lista, Yamid Zanabria, el hijo de Gorky Muñoz y Sergio Zúñiga, comparten su oportunidad bajo el mismo rigor de representar más que un sentir ciudadano o un liderazgo férreo, son el resultado de favores políticos de quienes administran los recursos públicos de la capital.
No descarto una curul de la izquierda, son gobierno y tienen, no sé si el mismo o más respaldo económico que quienes van en la lista de los alcaldes, pero a diferencia de ellos, la señora del sombrero no ha hecho ningún mérito para regresar a pelear por las causas de la “Reivindicación Histórica”, cualquiera que ella sea. No hace nada, no ha aparecido en nada y, bueno, no coordina nada. Prueba de ello es que siempre que hacen algún tipo de convención, todos los liderazgos allí sentados son como agua y aceite y no lograron mucho por el departamento, tal vez para ellos como individuos sí. Destaco el liderazgo del concejala Lourdes Mateus y del exsecretario Dilberto Trujillo, a quienes no conozco personalmente, pero por su actuar político tengo claro que serían más funcionales para los propósitos superiores del departamento que la señora del sombrero.
En este ajedrez político, las piezas comienzan a moverse, y en las próximas semanas veremos quiénes tienen verdaderas posibilidades de liderar y representar al Huila en el Congreso. Lo cierto es que, más allá de los nombres y estrategias, la región necesita voces firmes, con capacidad de gestión y visión de futuro. La política no puede seguir siendo solo un juego de influencias; es momento de exigir liderazgos que trabajen con convicción por el desarrollo del departamento.
Continuara…